2 de septiembre de 2007

Respuesta a Sor Phylotea

Muy Ilustre Señora, mi Señora:

No mi voluntad, mi poca salud y mi justo temor han suspendido tantos días mi respuesta. ¿Qué mucho si, al primer paso, encontraba para tropezar mi torpe pluma dos imposibles? El primero (y para mi el más riguroso) es saber responder a vuestra doctísima, discretísima, santísima y amorosísima [pregunta]. Y si veo que preguntado el Ángel de las Escuelas, Santo Tomás, de su silencio con Alberto Magno, su maestro, respondió que callaba porque nada sabía decir digno de Alberto, con cuánta mayor razón callaría, no como el Santo, de humildad, sino que en la realidad es no saber algo [...] de vos. El segundo imposible es saber agradeceros tan excesivo como no esperado [comentario]...


Contestaré a tu pregunta, de la mejor manera que mis facultades me lo permitan. συμποσιον, en griego, y sumposion, como bien lo has escrito, ya porque hablas griego, ya porque te has valido de Microsoft Word para realizar la traducción de ésa palabra.


Sumposion, significa nada más y nada menos que festín, es decir, un pequeño festejo. En la antigua Grecia, se reunian en pequeños grupos, amigos (¿quién se reune con enemigos, para festejar?) y compartían la comida y la bebida. En estas reuniones, platicaban sobre algún tema, lo que hace pensar, por el hecho de ser monotemático, que una persona era considerada como la de mayor sabiduría o poder; del hecho de esta convivencia de caracter doctrinal, algo así como la Última Cena de Jesús, pasó a significar cualquier reunión donde la unión común se veía enriquecida con comida y bebida, y se unió las cítaras, las flautas, las declamaciones, los cantos, los coros, y después el festejo total, tal cual lo entendemos hoy en día, salvo que ahora no le llamamos Simposio, sino Banquete, sobre el tema del sumposion ya he hablado bastante y creo que hasta aquí queda claro el porqué del tópico, y del banquete te contaré después.
Pero qué gusto que me da que aunque sea desde el anonimato me preguntes sobre lo que te platico.
Así espero mantenerme en vuestra gracia, para impetrarme la divina, de que os conceda el Señor muchos aumentos y os guarde, como le suplico y he menester.
De [esta Casa de Asterio], a segundo día del mes de setiembre de dos mil y siete.
B.V.M. vuestro más favorecido
Danno.